Dichas jornadas contaron con la presencia del Licenciado en Trabajo Social Gonzalo Valdés, quien cuenta con una vasta experiencia en la temática, desarrollada en la provincia de Mendoza, donde se desempeña como integrante del equipo técnico del Registro de Adoptantes.
Los temas desarrollados se centraron mayormente en las llamadas “vinculaciones complejas” en las que se destaca la diferencia entre los términos legales (tiempos establecidos para la guarda) y los tiempos del establecimiento del “ vinculo adoptivo”.
Desde el punto de vista legal sabemos que es plena, simple o de integración; y desde el punto de vista de los niños tenemos adopciones tempranas, tardías, múltiples y especiales, y cada una es diferente, como así sus tiempos.
Otro tema sensible es el contacto o no con la familia de origen durante el proceso de vinculación y las dificultades que se presentan. Además, cómo trabajar esta situación sin vulnerar el derecho a la identidad de origen de los niños, pero tampoco postergar una decisión cuando desde la misma no se ha logrado sostener su crianza. No siempre se puede mantener el contacto con la familia de origen. En esta línea, hay adopciones llamadas “abiertas” en donde se mantiene un contacto libre entre la familia de origen y la adoptiva (mas común, por ej., en los Estados Unidos). Otro tipo es la “adopción semi – abierta”, donde se mantiene algún tipo de contacto entre ambas familias, y por último, la “adopción cerrada”, que es el modelo que se viene observando desde los últimos 30 años, donde la familia adoptiva va por un lado y la de origen por otro.
Desde los nuevos paradigmas se sostiene la importancia del mantenimiento de contacto entre ambas familias, aunque en la práctica no siempre es posible, ni tampoco conveniente. Para que haya un contacto saludable, la familia de origen tienen que estar de acuerdo con la adopción. Si están en desacuerdo, como trabajar esto?.
Volvemos a destacar que se tiene que evaluar caso por caso.
Un niño para poder vincularse con una nueva familia tiene que hacer un duelo por lo que ha perdido, para lo cual es crucial el trabajo con los niños, acompañarlos en el proceso.
El disertante sostiene que no podemos considerar la adopción como una “familia cuidadora calificada”, que se haría cargo de los niños para garantizarles un presente saludable y un contacto con los vínculos anteriores; destacando que la adopción se inicia con una ruptura y un desencuentro.
Esta última posición generó diferentes opiniones vinculadas a lo que se pone en juego cuando se cortan los vínculos con la familia de origen. En este sentido lo orientador seria advertir qué lugar tiene ese niño para esa familia, ya que en algunas situaciones hay vínculos que lo dañan.
Seguidamente se trabajo la significación del termino vínculo, en tanto “atadura afectiva fuerte, cercana, reciproca, estable, que genera en los niños seguridad y confianza”.
Cuando decimos “vamos a iniciar una vinculación” tenemos que tener en cuenta que el establecimiento de un vínculo requiere un proceso. Dicho vínculo a veces se logra al año, año y medio o dos años, lo que se contradice con los tiempos jurídicos. Esto es pensando el proceso en tres momentos: un primer momento de contacto, un segundo momento de relación y un tercer momento de constitución del vínculo.
Vinculo también es “una experiencia emocional, subjetiva, intensa, con aspectos inconscientes”. No se trata sólo de lo que el niño quiere de forma manifiesta, “los vínculos son una construcción que surgen de un encuentro significativo y necesitan tiempo”, “siempre tienen un recorrido sinuoso, complejo, único e irrepetible”, y que en estas situaciones parte de desencuentros. No sólo el niño viene de un desencuentro con su familia de origen, sino que los adoptantes vienen de un desencuentro de su idealización y de su deseo de tener el hijo biológico.
Trabajando específicamente los tiempos en la adopción, Valdés refiere que hay una etapa que se llama “Luna de miel”, en la cual tanto los niños como los adultos se están seduciendo. Los adultos muestran los mejor de sí, su paciencia, su tolerancia, y los niños también, aunque aún no podemos hablar de vínculo.
También se trabajó sobre la importancia que los pretensos adoptantes conozcan de qué se trata la adopción desde el momento en que se inscriben, que se les pueda transmitir lo singular de esta temática. Los adoptantes tienen que estar preparados para estas cosas, de la complejidad del proceso, no tanto desde lo jurídico sino desde lo emocional, ya que luego de la luna de miel de la que hablamos anteriormente, los niños muchas veces “ponen a prueba al otro” , hasta dónde los alojan, a veces desde movimientos oposicionistas.
Al final de la exposición vimos un corto llamado “ReMoved” donde en pocos minutos traduce las vicisitudes, fracasos hasta que se genera un vínculo en una niña, con una historia de abandono y violencia.
El corto trae un caso de las adopciones llamadas complejas y lo que el llama casos de “alto riesgo”, en tanto tenemos un niño que proviene de una historia de orfandad y vivencias de frustración en las vinculaciones, y a su vez contamos con un/os adoptantes con poca capacidad de alojar la diferencia, lo ajeno, escasa plasticidad y capacidad de reflexión, etc. (casos también llamados de “alto riesgo”), en estas situaciones no se llega a establecer el vínculo.
Al final de las jornadas se produjo un espacio de intercambio entre los integrantes de los equipos técnicos del RUAER y el Lic. Valdés respecto de los dispositivos de admisión, diagnóstico y canalización de las demandas, comparando las experiencias de Mendoza y Entre Ríos.
María Silvana Spais – Abogada. Secretaria RUAER – Ministerio Público de la Defensa
Alejo Amadeo De Zan – Coordinador de Equipos Técnicos del Ministerio Público de la Defensa